domingo, 31 de enero de 2016

Templarios IV: Auge económico




Saludos  queridos lectores y seguidores,  ya estamos de vuelta tras el parón navideño y les dejo un nuevo post que espero que les guste. 


1.   Auge económico





a.  Las donaciones.

Después de la primera cruzada, y tras la fundación de los Pobres Caballeros de Cristo fueron recibiendo de manera generalizada donaciones por parte de los nobles y reyes, aunque también de gente pudiente . Estas donaciones no siempre eran en dinero, sino que en algunas ocasiones les ayudaban con materiales necesarios para ellos, además en algunas ocasiones llegaban a donarles castillos o fortalezas.
El motivo para dar estas donaciones no se sabe a ciencia cierta si  se hicieron por fe, por caridad, para sostener la obra del Temple ,por amor a Dios y remisión de los pecados, o para que estos guerreros se asentaran en zonas fronterizas frente al Islam, como es el caso de la Península Ibérica. Un ejemplo de estas donaciones fue la realizada por Hugo de Payens de los territorios en la Champaña francesa.
Tras todas estas donaciones, y tras la rápida expansión que tuvieron por el mundo occidental, la organización y la construcción de edificios para esta orden tuvo que hacerse de manera muy rápida. Todas estas donaciones fueron creciendo a ritmo constante hasta el siglo XII, pero a partir de 1250 empiezan a descender debido al empobrecimiento de la nobleza con las cruzadas y la pérdida de interés por los Santos Lugares.

Además de estas donaciones los templarios aumentaron sus riquezas consiguiendo exenciones fiscales y no tuvieron que pagar casi  impuestos entre 1130 y 1150 entre otros privilegios. Entre 1140 y 1150 una gran cantidad de dinero, fruto de las donaciones en metálico o de las primeras rentas obtenidas en las explotaciones de las encomiendas, llegó a la casa del Temple de Jerusalén. Los donativos superiores a la cantidad de cien besantes, es decir a cien monedas de oro, se enviaban directamente a la sede central, en tanto las cantidades inferiores las guardaba el comendador de la encomienda en la que se había realizado el donativo.
Aunque las donaciones de los nobles y reyes en Occidente eran en inmuebles, tierras o castillos, y no se podían llevar a Tierra Santa, lo que les daban su equivalencia en dinero, para que puedan ser transportados a Tierra Santa y por tanto que la donación se pueda ser efectiva.
Las donaciones se clasifican en tres categorías :
- Donaciones pro anima: que recaen sobre bienes importantes origen de una encomienda, o bien, sobre parcelas ínfimas. El donatario no pode ninguna condición e invoca la salvación de su alma. - Donaciones in extremis: hechas por peregrinos precavidos
- Donaciones remuneradas: el beneficiario de la acción es la iglesia que concede al donatario una caritas, una caridad, o lo que es lo mismo una con-donación.
Castillo de Soure


b. La encomienda templaría


Bajo el nombre de encomienda se encontraban aquellas agrupaciones que reunían suficientes recursos para poder subsistir y entregar a la casa madre de Paris, a través de la bailía correspondiente, los beneficios estipulados para financiar la Orden en Tierra Santa. 
Aunque se le denominaba subencomiendas cuando no eran capaz de financiarse. Además la encomienda era la base de todo el sistema económico de la Orden. Esta, estaba diseñada para cumplir todas las funciones que le eran propias para su autoabastecimiento, ya que los templarios tenía que pasar gran parte del tiempo en ellas, y se debían de abastecer con lo que tenía en cada lugar, por lo que tiene que tener una gran variedad, sobre de todo de los productos que eran comunes como era el pan, vino o cerveza, además de la capilla, para cumplir sus funciones religiosas.
Aunque no se cierto quien eran los encargados de llevar a cabo todo este complejo sistema económico, se saben que no eran los caballeros y los sargentos, ya que estos aunque eran cargos de cierta importancia en la Orden, estos eran los encargados de la guerra, por lo que en muchos casos estos no sabían leer, ni escribir. Siguiendo este procedimiento los únicos que podían llevar a cabo este sistema de encomiendas o de dirigirlos podían ser los capellanes, ya que fueron los únicos que habían estudiado y los que sabían leer y escribir.

Un ejemplo de encomienda rural francesa de finales del siglo XII que se compondría de:

- Animales: 14 vacas, 3 terneras, 1 novillo, 8 becerros, 2 bueyes, 3 toros, 98 cerdos, 1 cerda, 1 cochinillo, 8 yeguas, 8 potros, 1 caballo, 5 rocines y abundante número de aves de corral.

- Tierras de cultivo: 18 acres sembrados de mijo y centeno, 24 de cebada y arveja, 15 de avena, 14 de guisantes, 6 de algarrobos. 1 campo de cáñamo.

- Edificios: 1 almacén con provisiones de cerveza, carne, vino y pan. 1 cocina con sus correspondientes utensilios. 1 iglesia dotada con libros, varias copas de plata y ropa de oficiar la misa.

Y una encomienda urbana estaría compuesta por un número mayor o menor de tiendas, según las dimensiones, una capilla, además de almacén, una decena de casas, hornos y molinos de los cuales obtenían rentas.

Encomienda templaria de Arville

C. Los pobres banqueros de Cristo


En los primeros años antes de la fundación de la Orden, e incluso en los primeros tras su constitución los templarios o mejor conocidos como los pobres caballeros, empezaron así siendo pobres, según los coetáneos a ellos, aunque esta situación les duro poco tiempo, ya que pronto empezaron a acumular una gran cantidad de dinero, por dos vías principales, una  era la de la función de banqueros y otra vía era la de los privilegios que tenían, que era la exención de impuestos. 
Estos empezaron a ejercer como banqueros desde muy pronto, aunque esta función o característica no era innovadora de estos monjes- guerreros, ay que anteriormente, ya era común que los feligreses confiscaran sus propiedades y dinero a las iglesias y abadías, antes de viajar a Tierra Santa.
Lo novedoso de ellos es que los feligreses que viajaban a Tierra Santa desde Europa, depositaban el dinero de las encomiendas templarías europeas, entonces al viajar a Oriente podían pedir el dinero que necesitaban en las encomiendas del lugar, donde se hallaran en calidad de préstamos. Además con esta práctica cobraban una cierta cantidad de dinero por el trabajo, y no por el dinero prestado, ya que si cobraban por el dinero se consideraría usura y por tanto pecado.
Esta acumulación de dinero por la exención de impuestos le permitió la concesión de préstamos tanto a particulares, como a las instituciones con un volumen muy elevado. Todos estos préstamos y concesiones fueron anotados de forma concienzuda y precisa en las secretarías de las encomiendas.
Todos los prioratos, bailías y encomiendas hacían lo que hoy se conoce como balance de gastos e ingresos que debían de elevar o dar al estamento jerárquico superior, aunque también las encomiendas, como por ejemplo la de París hacían un balance de la jornada, ya que estaban abiertas desde por la mañana hasta media tarde cuando cerraban y elaboraban este balance de situación





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